domingo, 13 de noviembre de 2011

El Movimiento


         De nuevo en el distrito. Lo primero que se nos ocurrió hacer era pasar a mi casa  y saludar a mi abuela. Nos sorprendió mucho que al llegar a casa encontramos la puerta principal emparejada. Entramos con mucho cuidado, sin hacer ruido y recorrimos la casa a la espera de encontrarnos con mi abuela o con algún invitado no deseado.
           Para nuestra sorpresa no encontramos a nadie solo la casa hecha un desmadre. Empezamos a levantar  todo el desorden que había y entre la ropa encontramos una carta. Estaba dirigida a mi abuela que era del estado.
     En ella se le daba a conocer a mi abuela que seria trasladada a un Centro De Descanso Para Gente De La Tercera Edad.  Esto quería decir que mi abuela nos mintió. Ella había dicho que no la molestaron para nada y que estaría en la casa sin ningún problema.
           Esto de seguro lo hizo para que pudiéramos  estar más tranquilos. Ahora que sabemos la realidad estamos dispuestos a encontrarla saber de menos si esta bien.
      Eran las 5:00 PM hora de salir de casa y encontrarnos con los amigos de mis primos en el metro Hidalgo.
     Nos fuimos en el carro de mi mamá. Que había dejado por miedo a que en el viaje se lo quitaran o pudieran pasar algo. Las calles estaban vacías, por momentos veíamos gente correr o algún otro carro avanzar a toda velocidad.
      Llegamos a metro Hidalgo y ya se encontraban sus amigos ahí. Nos comentaron que en el viaje para llegar a metro Hidalgo un  grupo armado los persiguió y alcanzaron a varios compañeros.  Nos movimos de ese lugar lo mas rápido posible y caminamos hacia El Palacio de Bellas Artes. Ya ahí se encontraba un gran grupo de personas a las que nos unimos.
     Caminaríamos hasta el zócalo y ya ahí haríamos un plantón enfrente de Palacio Nacional y al mismo tiempo habría otro grupo que haría lo mismo pero afuera de los Pinos.
       Cuando llegamos al zócalo ya había un gran número de granaderos esperándonos. Detuvimos nuestro apresurado paso. Sabíamos que nos esperarían pero no tantos ya que habían hecho un comunicado de que seria algo pacifico.
Nos acercamos al palacio con temor ya que eran más granaderos de los que esperábamos. Los granaderos no se movieron. Parecían estatuas. No nos quitaban la mirada de encima. Estaban a la expectativa de que hiciéramos algo mal para poder empezar a atacarnos. Llegamos al asta. Ya ahí la gente empezó a desempacar sus cosas para preparar el campamento.  Todo transcurría bien. Ya era de noche y la mayoría de las personas se encontraban cansadas. De las calles empezaron a salir camionetas donde los granaderos se subieron y se marcharon.
    Entre todos decidimos que lo mejor seria que un grupo de personas hicieran guardia por si los granaderos nos quisieran  sorprender mientras dormíamos.



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