miércoles, 23 de noviembre de 2011

¡Viva México!

Me despertaron. Era mi turno para hacer guardia junto con mi primo y otros más. Eran las 3 AM. Nos habían comentado que al parecer la noche transcurría tranquila. Recorríamos la explanada del zócalo y mirábamos atentamente las calles pero nada, todo estaba tranquilo. Ya eras las seis de la mañana y nuestro turno había terminado, podríamos dormir un trato más antes de que la asamblea comenzara.  
   Justo antes de que nos volviéramos a acostar se escucho un estallido. Muy cerca del zócalo. Una nube de polvo se levantaba de una de las calles aledañas al zócalo. Nos levantamos de un brinco. Podíamos ver como la gente salía corriendo de la calle llena de sangre y escombros.
    Un chavo de los que organizaba el movimiento detuvo a un señor que venia de aquella calle y le pregunto que era lo que había ocurrido. El señor contesto que el era de otro grupo de movimiento y que estaban escondidos en un edificio. Su plan era salir hoy al medio día  para apoyarnos junto con otros grupos que se habían escondido en otras calles.
     Los organizadores nos pidieron que nos quedáramos en el zócalo y ayudáramos con lo que pudiéramos a los heridos.  Toda la mañana y gran parte de la tarde se siguieron escuchando explosiones cercanas y lejanas. Se podían apreciar las nubes de humo que se levantaban entre los edificio y como la gente llegaba al zócalo desconcertada y llena de terror.
      Eran las 7 PM y estaba obscureciendo. Había muchos heridos y algunos de ellos necesitaban asistencia médica. Derepente se vio un gran resplandor y una explosión muy fuerte a unos cuantos metros de donde me encontraba. La explosión me tiro al suelo, me dejo sordo y ciego por un rato. Me quede tirado esperando a que se me quitara lo aturdió y esperando a que la vista o el oído me regresaran.  Podía sentir como la gente pasaba corriendo a mi lado y a veces me pisaban. Cuando empecé a escuchar los gritos de la gente y disparos comencé a gritar el nombre de mi primo. No había respuesta pero yo seguí gritando. Abrí los ojos y por fin pude volver a ver aunque algo borroso. Me dolía el cuerpo, las piernas me temblaban. Como pude me levante y empecé a caminar buscando a mi primo.
        Por fin lo vi. Estaba tirado boca abajo. Me acerque a el pero ya era muy tarde. Había muerto. No lo podía creer. Después de un rato de estar junto a él me pare y seguí caminando hasta que alguien me detuvo.
         El policía me agarro del hombro y me hizo caminar hasta la banqueta donde me sentó junto a otras personas.  No nos dejaban hablar, nos habían amarrado las manos a la espalda y teníamos que tener la cabeza hacia abajo. Después de un rato llego lo que parecía ser el capitán de los policías.
        Nos pararon y pusieron en línea. Un policía pasaba por atrás de nosotros y de un golpe en las corvas nos ponía en rodillas. El  capitán empezó a gritarnos que México no  necesitaba a revoltoso como nosotros. Una nueva era para México esta comenzando y personas como nosotros solo devendríamos el proceso. La gente tiene que seguir órdenes sin cuestionarlas. Acatar órdenes y no dar más ideas que las impuestas por el gobierno.  
       Al término de su estúpido discurso la policía se formo en línea frente a nosotros y el capitán dijo: “Cuando de la orden”.
      Espero a que sus monos terminaran de formarse y preparase. Cuando estuvieron listos nos volteo a ver y dijo con tono sarcástico aquí tienen su viva México.
       Cerré los ojos y escuche las órdenes. ¡Listos! ¡Apunten! ¡Fuego!  

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